Varios seguidores de reharq.com (¡más de 5! -ay, cómo os ENVIDIO) disfrutan ahora mismito en La Habana del VIII Coloquio Latinoamericano de Patrimonio Industrial (14-16 de marzo 2016). Anda, haced una quedada reharquiana rollo habanero y brindad por el #patrimoniodelbueno en la Bodeguita del Medio… 😉
Así que el post de hoy forma parte de la terapia «Ojalá todos en Cuba, buahhh» y nos cibertrasladaremos a un rinconcito poco conocido de la isla, al Museo Farmacéutico de Matanzas.
Las
XI Jornadas de Arquitectura Vernácula habían llegado a su fin, los tres integrantes de la de expedición que hoy os narro estábamos satisfechos con nuestras intervenciones y decidimos tomarnos un patrimonio-
break. Así que aquella mañana de marzo 2014 teníamos un plan: ir a darnos un baño a Varadero.
Pero aaaaamigos, César y Lucía sabían que compartían taxi con una patrimonio blogger y que ese viaje no iba a ser ‘en vano’. ‘En vano’ según el diccionario reharquiano: ‘nunca, never, jamás de los jamases volver de una excursión sin material para publicar en el blog’ (así se explican los casi 100 enclaves patrimoniales que visitados y compartido en reharq.com).
Una cosa llevó a la otra e improvisamos una visita al Museo Farmacéutico en Matanzas camino de Varadero. A los tres nos sorprendió gratamente. Como siempre pasa, los sitios con más punch son los que se encuentran lejos de la ruta establecida.
Durante
nuestra semana en La Habana ya habíamos visitado varias farmacias musealizadas, como
Johnson y Sarrá, con excelentes muestras de equipos y productos de la época de mayor esplendor de estos negocios en Cuba. Pero lo de la farmacia en Matanzas era otra historia: un viaje en el tiempo tan bien ambientado que hasta parecía oírse a Celia Triolet, la hija de los dueños, tocando el piano en el piso superior… Booooohh… XD
FARMACIA TRIOLET, DESDE EL 1 DE ENERO DE 1882
En la ciudad de Matanzas, frente a su antigua Plaza de Armas (hoy Parque de la Libertad) existe una edificación que se distinguía por un farolillo encendido que avisaba ‘estamos de guardia’.
Se trataba de la Botica Francesa Triolet, hoy Museo de la Farmacia. Estar dentro es como asistir al último día de apertura del local: 16 de enero de 1964, momento que se congeló tal cual estaba en el espacio y en el tiempo, incluidos los líquidos, esencias y preparados que contenían los múltiples recipientes.
Tras la nacionalización, gracias a la labor del historiador Julio Le Riverand, la edificación no pasó al Ministerio de Salud Pública (como hubiera correspondido) sino que fue preservada por los organismos encargados de velar por el patrimonio. Cuatro meses después del cierre nace el primer Museo Farmacéutico de Latinoamérica. Y hasta hoy.

El Museo Farmacéutico de Matanzas fue declarado
Monumento Nacional cubano en 2007 y un año después recibió el
Premio Nacional de Restauración:
«[…].
Por el respeto a todos los aspectos referidos a su función tradicional y
constituir un excelente ejemplo de intervención recuperadora en una edificación
de altos valores históricos y arquitectónicos. Por la importancia del inmueble
en el contexto urbano donde se inserta y el impacto positivo de su
recuperación. Por su valor como documento y testimonio».
EL MUSEO, 1964-hoy (y sigue tal cual)
Sus salas de exposición permanente corresponden a lo que en su día fueron la botica, antigua área de venta, rebotica, 2 almacenes, patio, laboratorio y el zaguán.
El viejo laboratorio, situado al fondo del patio, aún conserva su horno de ladrillos, los trituradores, los morteros, alambiques y lixiviados de planchas de bronce hechos a mano.
Aún se guardan los productos naturales usados en la botica para elaborar los medicamentos, una numerosa colección de albarelos (que gracias a la redacción de este post he sabido que es un recipiente de boca ancha -para que quepa la mano- usado en las farmacias para almacenar mezclas viscosas) de porcelana francesa, así como frascos de cristal de factura norteamericana de diferentes colores.
Y el cartel publicitario de uno de los productos estrella, el jarabe Triolet Café-Compuesto con su efectividad contra el asma y el catarro.
Más de 5 millones de piezas -una barbaridad- integran la colección: etiquetas, instrumentales, envases, medicamentos, además de textos de farmacia, medicina, química y botánica en español, inglés, francés y alemán.
Los medicamentos que se preparaban en la botica se registraban en los libros de recetas -en la imagen lo prescrito el 10 de abril de 1888-. Estos textos, en los que se indica la fecha, las recetas preparadas, con sus componentes y cantidades exactas, el médico que las formulaba y la persona que la adquiría acaban de pasarse a formato digital pues son de un gran valor científico y patrimonial.
Gracias al prestigio alcanzado por sus servicios, a este establecimiento acudían las familias más ricas del país. Pero, según cuentan los matanceros, también los más pobres eran bienvenidos y para ellos no se accionaba la caja registradora.
En el piso superior del edificio, lo que entonces correspondía a la vivienda de los Triolet, hoy se celebran encuentros literarios, exposiciones y conciertos.
LA PALABRA «chiringuito» SE ORIGINÓ EN CUBA (dónde si no 😉
Como decía al inicio del post, nuestro destino era Varadero así que además de parar en el Museo hicimos este OTRO alto en el camino para ir entrando en ambiente… XD
El martes que viene no habrá piña colada pero más #patrimoniodelbueno ¡seguro!
P. D. : Este post se lo dedico a Eli, la única farmacéutica confesa seguidora de reharq.com: por animarse a vivir conmigo el
150 aniversario del Viaducto de Ormaiztegi o por dejarse picar por las medusas en
Atlantis o por los garroticos que devoramos después de
Occidens. Abrazos hasta Costa Rica, Elis Lea.
Fotos por reharq* en marzo 2014, salvo la 5 y la 15 que son gentileza de César.
Fuentes consultadas: Ecured, Lecturas CiberCuba, Patrimonio Cultural-Consejo Nacional de Cuba, Órgano de la Central de Trabajadores de Cuba y Girón (periódico de la provincia de Matanzas).
Ohhhhhhh!!!! Que honor tener un post reharquiano dedicado!! Qué alegría 🙂 Hace unos cuantos años cuando pasé por Cuba (uno de los mejores viajes de mi vida hasta ahora), visitamos muchas farmacias que conservaban el mobiliario original, con esa elegancia, solidez, y presencia que le caracteriza. Realmente te trasladaban a otra época, otros tiempos en el que la sociedad se movía a otra velocidad, más despacio, saboreando las alegrías y las penas que la vida te regala. Trabajando y construyendo despacio y con cariño lo que perdurará por mucho tiempo. GRACIAS Libe Reharq!
Cuando estuve en Cuba me acordaba en muchos momentos de tu frase 'uno de los mejores viajes de mi vida'. Por momentos a mí también me lo parecía.
No descarto dedicarte cada uno de los post, si vas a dejar comentarios tan chulos como este. Muchas gracias, Elis Lea.
Belllisima esa farmacia, cuanto detalle, todo lo hacian con gran esmero y belleza, esos frascos, el mobiliario en madera, gracias por compartirlo, en mi pais hay una ciudad pequeña a orillas del rio Magdalena y existe aun una botica pequeñita con todos los frascos, estuvo cerrada mas de 40 años, hoy es vivienda y museo, la vi cuando hice mi tesis de grado de arquitectura en 1986, te envio el link de la farmacia ya restaurada:
http://www.sokoloffsewerin.com/proyecto/farmacia/
Gracias, Mabel! Muy buena aportación.
Mira, seguro que algún lugar de estos, te suena;-)
"@ElViajero_Pais: Si todavía no has visto las fotos, tienes que verlas: los 21 pueblos más bonitos de Colombia http://elviajero.elpais.com/elviajero/2016/03/21/album/1458574122_753720.html?id_externo_rsoc=TW_CM#1458574122_753720_1458576100"
No los conozco todos, gracias por esta nota, Mompox es para mi el numero 1, si algun dia vienes a Colombia mi casa es tu casa.
Libe, no sé si lo conocerás, hay un artista en Granada que da clases en Bellas Artes y tiene una serie buenísima de obras sobre Cuba… la imagen me ha recordado mucho a él. Si encuentro algo te lo envío. Buen día!
Hola Isabel, no, no lo conozco. Pero me puedo hacer una idea, las estampas de Cuba son de lo más inspiradoras…
Un día paseando por la Habana Vieja vi un cuadro que me recordó a un dibujo que hice cuando tenía 10 años titulado 'La ciudad del futuro'. Pero pasé de largo. Después, y pese a que intenté buscarlo jamás me topé con él…