‘No estaba muerta’, ni mucho menos ‘de parranda’. No. Estoy en pleno síndrome de Estocolmo, secuestrada por dos patrimonio-proyectos chulísimos.
Mientras vagaba por la casa como alma en pena en plan: ‘Ayyyy… (léelo con voz de dramón), otra semana sin actualizar el blogggg (la ‘g’ es de congogogoja absoluta)’, he visto en el muro de mi amigo Nacho el último vídeo de Miguel Bosé: Encanto. Donde unos solo verán a un hipercaracterizado Miguel (de los Bosé de toda la vida) y un amago de Juego de Tronos, otros vemos las ruinas del Monasterio de Santa María la Real de Valdeiglesias (Pelayos de la Presa, Madrid).
Entre plano y plano de Miguel (con sus moños, sus coreos, sus momentos amante bandido, sus faldamentos…) asoman las ruinas de este monasterio del siglo XII, aportándole una escenografía única al videoclip. Seguro que nadie vaticinaba que esos muros bailarían al son de ritmos electrónicos y pop.
En el blog, ya han aparecido ejemplos similares, de directores que apuestan por estas localizaciones con alma para dar vida a sus creaciones audiovisuales. El Monasterio de San Antolín de Bedón (Asturias) viajó hasta Malmö (Suecia) con la canción que representó a España en Eurovisión 2013. Guayominí.
Y el videoclip rodado por ‘Los Decibelios’ en las escuelas Pías de Lavapiés (uno de los post más admirados, por la buena praxis de su restauración), es un documento brutal de cómo eran las ruinas de la iglesia antes de la intervención.
enclave patrimonial que haya sido utilizado
como ‘set’ de algún videoclip’?
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