Una de las muchísimas cosas buenas que reharq.com ha traído a mi vida, es que ‘me obliga’ a estar al día de todo lo que ocurre en el mundo del Patrimonio. Durante la última semana, he estado leyendo un sinfín de noticias sobre la gran labor que se está haciendo en Mérida para investigar, conservar y difundir su patrimonio. A saber: Nuevo premio ‘Genio Protector de la Colonia Augusta’, Mérida sede asamblea Ciudades del Patrimonio en junio 2014, IV edición Emérita Lúdica, Promoción turística en Tokio, India, Brasil y EstadosUnidos…
En Mérida ‘sí que saben’… 😉
Así que mi manera de contribuir a esta racha de noticias positivas es dedicando el post de hoy al Templo de Diana, denominado así desde el s. XVII, aunque actualmente sabemos que estuvo consagrado a la diosa Roma y al Emperador Augusto.
El Templo de Diana, que data s.I a.C, era el centro de una área sagrada rodeada por un muro que delimitaba el espacio exterior que hacía las veces de tribuna (pública desde donde las autoridades se dirigían a los ciudadanos).Para su construcción se emplearon sillares y piedras de granito.
Su planta es rectangular, con un pórtico hexástilo (de seis columnas) y períptero (rodeado de columnas). Éstas, de fuste estriado y coronadas por capiteles corintios, estaban estucadas y pintadas con un color rojo. El Templo
se sitúa sobre un podio (base) de 3 metros de altura y se accedía a él por unas escaleras hoy desaparecidas. Estaba flanqueado por dos estanques.
Entre los siglos VIII Y IX, se construyó un edificio islámico en la zona donde se encontraba la escalera de acceso al Templo. Este nuevo edificio formó parte de un conjunto palaciego islámico (quizás residencia del gobernador musulmán hasta la construcción de la Alcazaba en el año 835) junto con el templo reformado.
El Templo sin escalera ganó carácter defensivo por la altura del podio y por su posición estratégica (punto alto y céntrico de
la ciudad). A finales del s. XV, acorde con los gustos de la época por los
vestigios de la antigüedad (el ‘vintage’ de entonces…), Don Alfonso Mexía,
caballero de la Orden de Santiago, construye su residencia palaciega sobre los restos del
templo romano.
En 1972 el edificio fue expropiado con la
intención de recuperar el antiguo templo romano aunque, posteriormente, se decidió
mantener parte del Palacio por considerar que tenía cierto valor
arquitectónico (portada y ventana con reminiscencias góticas…). Además,
forma parte del valor documental del Templo, ya que sin su ‘reutilización’,
quizás éste hubiera caído en la ruina.
La última (no he encontrado información sobre las anteriores)
restauración (1986-1992) realizada por el arquitecto Hernández Gil, permitió la
reconstrucción parcial del edificio a partir de los restos proporcionados por
las continuas campañas arqueológicas.
La nueva intervención (derribo de edificaciones próximas al Templo y construcción
de una estructura que delimita el recinto) en el entorno del Templo de Diana no
ha estado libre de polémica. Incluso, miembros de ICOMOS-España (Comité
Nacional Español del Consejo Internacional de Monumentos y Sitios Histórico) lo
visitaron (a petición de particulares y asociaciones que cuestionaron el
proyecto) y manifestaron su disconformidad al proyecto ya que “el edificio
construido en torno al recinto invade el área sacra del templo romano, lo que
desvirtúa el espacio”.
Además, lo que, en mi opinión, sí que me parece tremendo es el estado en el que se
encuentra no el Templo en sí, sino sus partes restauradas. ¿Cómo es posible que
se encuentre en mejor estado lo construido hace 2000 años que lo realizado hace
30? En restauración, deberíamos escuchar más a nuestros materiales históricos y menos a otros, en este caso hormigón armado, que nos empeñamos en introducir en
nuestros monumentos y en un corto periodo de tiempo, ya presentan patologías.
ADECUACIÓN DEL ENTORNO DEL TEMPLO DE DIANA.
La primera vez que lo vi (agosto 2010), la verdad es que pasé de largo. Vale que llegaba tarde al Festival de Teatro, pero lo cierto es que el estado tan
descuidado en el que se encontraba y la valla desde donde podías verlo no
hacían nada atractiva la experiencia. Descubrirlo ahora (agosto 2013) ha sido una
grata SORPRESA.
La mejora del entorno del Templo de Diana, no sin controversia, creo
ha resultado positiva. Te encuentras con un lugar agradable, que te apetece
recorrer y descubrir. Admiras el templo, lo remiras, lo fotografías tanto como
quieras desde diferentes perspectivas; además, los paneles te ofrecen
información suficiente como para imaginarte la agitada vida ese lugar en el
que ahora te encuentras y comprender su espacio.
Ahora bien, la nueva estructura de hormigón
blanco que sirve como telón de fondo al Templo me descolocó, además de por su
rotundo contraste (quizás demasiado) entre lo nuevo y lo viejo, porque por más
que investigaba no sabía para qué servía. Tan solo vi unas escaleras
escamoteables (que no estaban bajadas), pero ni una pista de lo que podía ser.
Así que después de tomar todas estas fotografías con mi nuevo ojo de pez, me
senté en un terraza a degustar manjares extremeños y googlear ‘intervención
entorno Templo de diana” y esto fue lo que encontré:
– es obra del arquitecto José María Sánchez García y se pretendía la
recuperación ambiental del principal espacio del foro, el Recinto Sacro,
recreando la plaza originaria que daba sentido a esta área (ver descripción
histórica al principio de este post).
– “La primera operación consiste en liberar una gran plaza alrededor
del templo, dejar libre de arquitectura (derribando edificaciones)
un plano arqueológico en el que se establezca una relación más cercana entre
visitante y templo. Se consigue elevando, hasta la altura del pódium, la pieza
construida”.
– “En forma de L, la pieza de hormigón (de cemento blanco y áridos del
lugar) se adhiere al perímetro construido irregular de los edificios que
configuran la plaza, con lo que se establece un segundo nivel para la
observación de los restos arqueológicos y de utilización de la plaza”.
– “Estas cajas voladas están proyectadas para albergar en su interior
usos comerciales y culturales, que pretenden dotar a la ciudad de un nuevo
estrato programático”.
Después de estas cuatro pinceladas, al menos, la función del edificio
ya se entiende algo mejor, aunque por lo que yo vi (agosto 2013) su uso está en stand by. Una
vez más, queda de manifiesto que ese punto de encuentro entre la arquitectura
histórica y la arquitectura con lenguaje contemporáneo no siempre es fácil de
encontrar.
Tras haber leído el post, quizás hayas pensado… 😉
a) “Este lugar rebosa historia y patrimonio, no sé cómo he
podido pasar tanto tiempo sin conocerlo. Apuntado queda en la lista de
‘primerísimos destinos pendientes” —> Bien hecho, porque merece mucho la
pena. Visitar el Templo de Diana es gratis, pero si quieres visitar todos los recintos
monumentales de Mérida hay una entrada conjunta por 12 euros.
b) «Tengo que volver, cuando yo lo visité, tan solo pude verlo detrás de
una valla, ya que estaba rodeado de edificaciones y muy descuidado” —> Yo
también lo vi así la primera vez… y las sensaciones esta vez han sido muy
distintas. Acceder a la plaza por el lado de la fachada posterior del Templo es
sorprendente, ¡pruébalo!
c) “Yo ya conozco el actual estado del templo, tras la nueva
intervención del entorno…”—> Seguro que también tienes tu opinión al
respecto, creo que esa estructura que hace de límite no deja (para bien o para
mal) indiferente a nadie. Anímate a comentar tu impresión en la sección de
comentarios. A mí también me encantará leerte.
¡Buen día!
Fotografías por reharq* salvo plano situación y foto aérea (estudio
JSMG)
Fuentes consultadas: paneles expositivos distribuidos por el recinto
(Consorcio de Mérida), diario Hoy.es, Museo de arte Romano, Experimenta.esEn reharq* no practico ni creo en ‘el corta-pega’. Valoro los trabajos de investigación, las fotografías y las opinones de los demás como si fueran las mías. Por eso siempre, nombraré y recomendaré la fuente, en el caso de que me base en material que no sea de mi propia autoría. ¡Haz tú lo mismo si compartes contenidos de este blog! :-)¿TE HA GUSTADO? ¡COMPÁRTELO!
Una de las muchísimas cosas buenas que reharq.com ha traído a mi vida, es que ‘me obliga’ a estar al día de todo lo que ocurre en el mundo del Patrimonio. Durante la última semana, he estado leyendo un sinfín de noticias sobre la gran labor que se está haciendo en Mérida para investigar, conservar y difundir su patrimonio. A saber: Nuevo premio ‘Genio Protector de la Colonia Augusta’, Mérida sede asamblea Ciudades del Patrimonio en junio 2014, IV edición Emérita Lúdica, Promoción turística en Tokio, India, Brasil y EstadosUnidos…
En Mérida ‘sí que saben’… 😉
Así que mi manera de contribuir a esta racha de noticias positivas es dedicando el post de hoy al Templo de Diana, denominado así desde el s. XVII, aunque actualmente sabemos que estuvo consagrado a la diosa Roma y al Emperador Augusto.
se sitúa sobre un podio (base) de 3 metros de altura y se accedía a él por unas escaleras hoy desaparecidas. Estaba flanqueado por dos estanques.
islámico en la zona donde se encontraba la escalera de acceso al Templo. Este
nuevo edificio formó parte de un conjunto palaciego islámico (quizás residencia
del gobernador musulmán hasta la construcción de la Alcazaba en el año 835)
junto con el templo reformado.
por la altura del podio y por su posición estratégica (punto alto y céntrico de
la ciudad). A finales del s. XV, acorde con los gustos de la época por los
vestigios de la antigüedad (el ‘vintage’ de entonces…), Don Alfonso Mexía,
caballero de la Orden de Santiago, construye su residencia palaciega sobre los restos del
templo romano.

intención de recuperar el antiguo templo romano aunque, posteriormente, se decidió
mantener parte del Palacio por considerar que tenía cierto valor
arquitectónico (portada y ventana con reminiscencias góticas…). Además,
forma parte del valor documental del Templo, ya que sin su ‘reutilización’,
quizás éste hubiera caído en la ruina.
restauración (1986-1992) realizada por el arquitecto Hernández Gil, permitió la
reconstrucción parcial del edificio a partir de los restos proporcionados por
las continuas campañas arqueológicas.
de una estructura que delimita el recinto) en el entorno del Templo de Diana no
ha estado libre de polémica. Incluso, miembros de ICOMOS-España (Comité
Nacional Español del Consejo Internacional de Monumentos y Sitios Histórico) lo
visitaron (a petición de particulares y asociaciones que cuestionaron el
proyecto) y manifestaron su disconformidad al proyecto ya que “el edificio
construido en torno al recinto invade el área sacra del templo romano, lo que
desvirtúa el espacio”.
encuentra no el Templo en sí, sino sus partes restauradas. ¿Cómo es posible que
se encuentre en mejor estado lo construido hace 2000 años que lo realizado hace
30? En restauración, deberíamos escuchar más a nuestros materiales históricos y menos a otros, en este caso hormigón armado, que nos empeñamos en introducir en
nuestros monumentos y en un corto periodo de tiempo, ya presentan patologías.
ADECUACIÓN DEL ENTORNO DEL TEMPLO DE DIANA.
descuidado en el que se encontraba y la valla desde donde podías verlo no
hacían nada atractiva la experiencia. Descubrirlo ahora (agosto 2013) ha sido una
grata SORPRESA.
ha resultado positiva. Te encuentras con un lugar agradable, que te apetece
recorrer y descubrir. Admiras el templo, lo remiras, lo fotografías tanto como
quieras desde diferentes perspectivas; además, los paneles te ofrecen
información suficiente como para imaginarte la agitada vida ese lugar en el
que ahora te encuentras y comprender su espacio.
blanco que sirve como telón de fondo al Templo me descolocó, además de por su
rotundo contraste (quizás demasiado) entre lo nuevo y lo viejo, porque por más
que investigaba no sabía para qué servía. Tan solo vi unas escaleras
escamoteables (que no estaban bajadas), pero ni una pista de lo que podía ser.
senté en un terraza a degustar manjares extremeños y googlear ‘intervención
entorno Templo de diana” y esto fue lo que encontré:
recuperación ambiental del principal espacio del foro, el Recinto Sacro,
recreando la plaza originaria que daba sentido a esta área (ver descripción
histórica al principio de este post).
del templo, dejar libre de arquitectura (derribando edificaciones)
un plano arqueológico en el que se establezca una relación más cercana entre
visitante y templo. Se consigue elevando, hasta la altura del pódium, la pieza
construida”.
lugar) se adhiere al perímetro construido irregular de los edificios que
configuran la plaza, con lo que se establece un segundo nivel para la
observación de los restos arqueológicos y de utilización de la plaza”.
usos comerciales y culturales, que pretenden dotar a la ciudad de un nuevo
estrato programático”.
ya se entiende algo mejor, aunque por lo que yo vi (agosto 2013) su uso está en stand by. Una
vez más, queda de manifiesto que ese punto de encuentro entre la arquitectura
histórica y la arquitectura con lenguaje contemporáneo no siempre es fácil de
encontrar.
Tras haber leído el post, quizás hayas pensado… 😉
podido pasar tanto tiempo sin conocerlo. Apuntado queda en la lista de
‘primerísimos destinos pendientes” —> Bien hecho, porque merece mucho la
pena. Visitar el Templo de Diana es gratis, pero si quieres visitar todos los recintos
monumentales de Mérida hay una entrada conjunta por 12 euros.
una valla, ya que estaba rodeado de edificaciones y muy descuidado” —> Yo
también lo vi así la primera vez… y las sensaciones esta vez han sido muy
distintas. Acceder a la plaza por el lado de la fachada posterior del Templo es
sorprendente, ¡pruébalo!
intervención del entorno…”—> Seguro que también tienes tu opinión al
respecto, creo que esa estructura que hace de límite no deja (para bien o para
mal) indiferente a nadie. Anímate a comentar tu impresión en la sección de
comentarios. A mí también me encantará leerte.
JSMG)
(Consorcio de Mérida), diario Hoy.es, Museo de arte Romano, Experimenta.esEn reharq* no practico ni creo en ‘el corta-pega’. Valoro los trabajos de investigación, las fotografías y las opinones de los demás como si fueran las mías. Por eso siempre, nombraré y recomendaré la fuente, en el caso de que me base en material que no sea de mi propia autoría. ¡Haz tú lo mismo si compartes contenidos de este blog! 🙂¿TE HA GUSTADO? ¡COMPÁRTELO!
Buena entrada. Efectivamente, la intervención que se hizo en el entorno tuvo sus más y sus menos en la ciudad (como cada una de las cosas que se hacen aquí).
El espacio, poco a poco, va siendo más "utilizado" por la ciudadanía, que es uno de los objetivos de la intervención, recuperar su espíritu de foro de la colonia (aunque la Plaza de España es el espacio preferido para la población). Eso sí, el Templo de Diana y su plaza cobran una vida especial durante la Semana Santa (Fiesta de Interés Turístico Nacional) pues junto al templo pasan diferentes procesiones, por el día y por la noche; durante el Festival Internacional de Teatro Clásico de Verano, el espacio es utilizado para diferentes representaciones teatrales "paralelas" a las que se realizan en el Teatro Romano y, a mediados de junio es el centro de la ciudad durante "Emerita Ludica" y es fácil disfrutar de tiendas que se colocan en la plaza a modo de mercado romano, ver a soldados romanos desfilar frente al templo o desfiles de moda romana por las noches, con el templo iluminado.
Actualmente se está ultimando en el interior de lo que queda del Palacio de los Corbos un Centro de Interpretación sobe el templo y el foro. Además, desde hace unos meses, cuenta con una escalera hidráulica para facilitar el acceso (de momento en días puntuales con motivo de algún tipo de actividad de divulgación para la que generalmente hay que reservar plaza); aunque aún no sé cómo lo van a hacer para personas que requieran desplazarse por ejemplo, con silla de ruedas, pues la escalera hidráulica no está preparada para esos casos (Lamentablemente).
Saludos,
Pilar Fuentes