Después de haber paseado por Mérida, con su más que recomendable Festival de Teatro o su Templo de Diana.
Después de haber disfrutado del confort y de la experiencia que supone alojarse en uno de los hoteles más especiales de Córdoba o de irnos de shopping por Salamanca (ojo, y no compramos nada ‘de Guijuelo’…). Después de aquella escapadita fugaz a Baeza (Jaén) y tras un aperitivo de lo que el mix de Ibiza monumental y natural puede ofrecer, el post de hoy se desarrollará en otro de los 15 enclaves del Grupo Ciudades Patrimonio de la Humanidad: Tarragona.
Visitar los restos de las ciudades romanas supone un viaje en el tiempo a una sociedad que, si bien fue muy deshumanizada en muchos aspectos, destacaba por la vidilla social de sus ciudadanos. En esto pensaba mientras recorría -bendita iluminación monumental y su capacidad de crear ambientes- una de las bóvedas más largas (93 metros) y mejor conservadas del
Circo romano de Tarraco.
PENSAR CÓMO FUE EL CIRCO DE TARRACO REQUIERE UN GRAN EJERCICIO DE IMAGINACIÓN…
El
Circo romano de Tarraco (finales del siglo I d. C. ) tenía unas dimensiones aproximadas de 325 m. x 115 m., con una capacidad de 25.000 espectadores. Si 25.000 te parecen muchos, qué me dices de los 125.000 del Circo Máximo de Roma (que en la ‘unidad de medida universal’ viene a ser tres veces las localidades del
antiguo estadio de San Mamés ;-).
El espectáculo consistía en una carrera de carros tirados por caballos donde las bigas o cuadrigas (sí, sin tilde. Yo lo aprendí en mi más tierna infancia gracias al mítico programa Cifras y Letras) debían dar siete vueltas a un estanque central a modo de barrera (spina i euripus) señalizado en ambos extremos con grandes conos y decorado con obeliscos, torres y estatuas.
Las carreras duraban todo el día, eran gratuitas y estaban financiadas por personajes adinerados que ocupaban cargos públicos y querían ascender.
Las gradas, las escaleras y la plataforma superior del Circo de Tarraco se construyeron sobre potentes bóvedas de hormigón romano. Estas bóvedas, a su vez, servían de corredores internos que posibilitaban la distribución de los espectadores por todo el edificio.
La grada estaba separada de la arena (el espacio donde se desarrollaba el espectáculo) por un muro (podium) de más de 2 metros de altura que tenía la función de proteger a los espectadores en el caso de que se produjera algún tipo de accidente (naufragium) durante el espectáculo.
En la cabecera (único extremo semiconservado) y a ambos lados de ésta, se disponían las gradas. En el extremo contrario se situaban las carceres (salida de los carros), justo donde hoy se encuentra el ayuntamiento, junto a una plaza en la que desayunar tranquilamente pa amb tomàquet es casi tan imprescindible como visitar el Circo o el Anfiteatro.
… Y CUANDO LA IMAGINACIÓN NO ES SUFICIENTE, LLEGA LA REALIDAD AUMENTADA PARA PONERNOS EL PATRIMONIO EN BANDEJA #ASÍSÍ…
Mónica Castro de Lera, con su artículo sobre
realidad aumentada, nos descubrió un mundo lleno de posibilidades para el patrimonio, desde entonces la
app Imageen es uno de mis juguetes favoritos en la
tablet. Pruébala. Engancha. El que avisa no es traidor… Esta captura de pantalla dibuja una idea de lo que fue el
Circo de Tarraco muchísimos siglos atrás.
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captura de pantalla app Imageen |

Ambas vistas están tomadas desde la Torre del Pretorio – Castillo del Rey, en la actualidad es el Museo de Historia de Tarragona.Estas primera imagen muestra los destrozos provocados en las bóvedas por las tropas napoleónicas con su invasión en 1811… :



La Torre de les Monges (a la derecha de la imagen que encabeza el post) es una torre octogonal situada en el extremo oriental de la muralla medieval que se comenzó a construir en 1368 aprovechando el paramento interior de la fachada del Circo romano, dejando de manifiesto que el patrimonio arquitectónico es purita evolución y sucesión de la historia.
Ahí encontraréis una muestra de fotografías y grabados antiguos. Se os irán las manos a la cabeza cual resorte al ver que lo que hoy es el yacimiento arqueológico del Circo hace pocos años era un vertero de chatarra pero, seguidamente, respiraréis al haber comprobado la buena dirección en la que van los trabajos de intervención en el patrimonio de la antigua Tarraco. Alivio.
AQ restaurante: por ser los mejores anfitriones de ‘mi’ Tarragona
Cerquita de la Catedral, hay un restaurante con unos esgrafiados, restos arqueológicos y una carta de escándalo. Y con unos dueños que bien merecen todos los buenos, y numerosos, clientes que pasan por su sala.
Gracias Quintín, Ana y a ese ser que lo mismo desliza los platos sobre la mesa que mece a un bebé… Gracias.
¡Hasta el martes que viene!
🙂
Posdata (larga):
hablando de saraos patrimoniales. Del 17 al 20 de diciembre en Barcelona, como cada año desde hacer 38 tendrá lugar el congreso de los congresos de intervención en Patrimonio: «Arquitectura tradicional: esencia o forma. Un debate abierto alrededor de la intervención en la arquitectura vernácula”. Asistiré como blogger oficial y será un placer compartir contigo estas jornadas. Aquí puedes salsear el
programón y, como sé que es difícil no caer en la patrimonio-tentación, aquí puedes
inscribirte.
Fotos por reharq* en abril 2015 salvo especificación en pie de foto.
Fuentes consultadas: paneles expositivos sitos en el Circo y web Museo de Historia
La sección de comentarios es toda tuya
A mí también me encantará leerte.